Microsoft ha nombrado un ejecutivo senior para ocupar un puesto de nueva creación en Europa orientado a mejorar las relaciones de la compañía con los diferentes gobiernos, un movimiento aparentemente diseñado para contrarrestar el interés por el software abierto que manifiestan las administraciones europeas.
Jonathan Murray ha sido elegido “National Technology Officer” (algo así como Director Nacional de Tecnología) y tendrá su sede en Zurich. Hasta hace unas dos semanas su trabajo era supervisar las ventas de la compañía a sus 50 principales clientes corporativos como vicepresidente de cuentas internacionales, un grupo que él ayudó a crear a principios del año 2000. Su puesto ha sido cubierto por Barbara Gordon, hasta ahora vicepresidenta de la organización mundial de ventas de Sun.
El nuevo trabajo de Murray es en parte de ventas y en parte de evangelización. Tendrá que “construir mejores relaciones en el sector público en Europa”, según una portavoz de Microsoft, que añadía que “Peter Moore, Chief Technology Officer y director general de ventas técnicas, hace algo similar en Asia”.
La popularidad de los productos de código abierto en Europa y Asia es un reto para Microsoft. En Alemania, por ejemplo, la administración de Munich decidió el pasado mes de mayo instalar Linux y aplicaciones de código abierto en los 14.000 ordenadores que poseen.
En China, Sun Microsystems y la compañía China Standard Software han acordado desarrollar ordenadores de sobremesa basados en Java Desktop System, sistema de Sun basado en Linux que a la larga podría estar instalado en cientos de millones de ordenadores de ese país, según comunicaba el CEO de Sun, Scott McNealy, la semana pasada.
“Está claro que Microsoft tiene un problema en el sector público a nivel mundial. Tienen que convencer a la gente de que es políticamente correcto adquirir software de firmas comerciales”, explica Rob Helm, director de investigación de la compañía Directions on Microsoft.
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