Por Alejandro Blanca

Este año, la demanda de robots a nivel mundial creció significativamente. De acuerdo con un informe del World Robotics, en la primera mitad de 2003, las solicitudes de robots crecieron 26 por ciento, el nivel más alto en la historia, y estima que en los próximos tres años se registrará un crecimiento de 7.4 por ciento anual.

En 2002, la venta de autómatas cayó 12 por ciento, resultado que auguraba un futuro complicado para esta incipiente industria, identificada más con la ciencia ficción que con la realidad.

Actualmente existen 720 mil robots trabajando en fábricas, laboratorios y en los hogares. Japón es el país con mayor número de robots por empleado: 277 por cada 10 mil personas, seguido de Alemania, Estados Unidos, Italia y Corea. En España hay 18 mil robots, lo que convierte a este país en el cuarto más robotizado de la Unión Europea (UE).

Ciertamente, la mayoría de estos aparatos son usados en la industria pesada y automotriz. Sin embargo, como lo señala el informe de la revista especializada, los robots caseros se empiezan a vender en mayor volúmen.

A finales del año pasado más de 50 mil máquinas se encargaban de barrer los hogares y cortar el césped sin intervención humana, la mayoría de ellos están en Japón. Para el año 2006, según la Comisión Económica de las Naciones Unidas en Europa (UNECE), esta cifra se multiplicará por diez.

Esos datos consideran a las mascotas robóticas, uno de los sectores con más posibilidades de éxito. Dentro de cinco años habrá más de un millón y medio de estos autómatas que recuerdan a la novela Do the androids dreams about electric sheeps? del escritor estadunidense Philliph K. Dick (esta novela inspiró el filme de Ridley Scott Blade Runner, protagonizado por Harrison Ford). Aibo, el perro robot de Sony, fue el primer robot que llegó a los hogares.

La utilidad de estas mascotas automatizadas va más allá del juego. Algunas cuidan de los ancianos, especialmente útil en Japón, o vigilan la casa. También enseñan a los niños.

Asimo, un bípedo desarrollado por Honda que camina como un ser humano, está de gira por Estados Unidos para fomentar la vocación científica de los escolares. “Queremos que los niños imaginen como serán los robots del futuro”, comenta Jeffrey Smith, organizador de la visita. Los últimos modelos son capaces de recargarse solos en el enchufe más cercano.

Un robot de distinto estilo es Kurt3D, desarrollado por el instituto alemán Fraunhoffer de autómatas inteligentes para investigar el entorno y elaborar mapas tridimensionales sin intervención humana. Un escáner láser instalado en el robot –que pesa diez kilos y tiene un tamaño similar al de un coche teledirigido– realiza 70 análisis por segundo en un ángulo de 180 grados. El robot se mueve a 14 kilómetros por hora y tiene una autonomía de cuatro horas.

Su cerebro es un procesador Pentium III a 600 Mhz, tiene 384 MB de RAM. Sus diseñadores, estudiantes en la Universidad de Bonn, planean utilizarlo en la construcción de edificios, pero sus posibles aplicaciones no terminan ahí, pues el Kurt3D puede desplazarse a cualquier lugar del edificio, permitiendo una vigilancia más precisa de lo que ocurre ahí.

En México, aunque la robótica cuenta con un buen nivel en el área académica, falta inversión para impulsar proyectos que tengan una aplicación comercial y ayuden a las empresas a ser más competitivas, como sucede en naciones avanzadas. No obstante, existe interés por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para impulsar la comercialización de este tipo de proyectos.

Vicente Parra, profesor titular de la Sección de Mecatrónica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), señaló que “hay que destacar que la robótica ha tenido más auge en lugares donde el costo de la mano de obra es más alto.

En México, justificar un proyecto de robótica se encuentra entre 27 y 170 más alto que utilizando mano de obra”. Sin embargo, opinó que una mayor inversión en esta industria, para impulsar proyectos que tengan una aplicación comercial, podrían ayudar a las empresas a ser más competitivas, como sucede en naciones avanzadas.
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