El gobierno francés, a través del Ministerio de Cultura, destinará 4 millones de euros a la subvención de creaciones “originales e interesantes” por parte de desarrolladores de videojuegos que aspiren a entrar en la industria.

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El Ministerio ha declarado que el dinero está destinado a ayudar a las empresas francesas a sobrellevar tiempos difíciles para la industria de los videojuegos. Según un analista del sector, Frederic Diot, “hay una señal patente por parte del gobierno, se han dado cuenta de que existe un fuerte potencial en la industria de los juegos francesa”. El país galo cuenta con varias firmas que pueden competir directamente con las empresas americanas más potentes, como Electronic Arts o Activision. Entre ellas está Ubi Soft, responsable de títulos como Splinter Cell o Ghost Recon; o Infogrames, el mayor productor de juegos interactivos en Europa, y compañía asociada a Atari.

En todo caso, estas grandes compañías han supuesto un ‘boom’ en las ventas actuales de videojuegos. Sin embargo, los analistas aseguran que los pequeños desarrolladores franceses se han visto afectados por el crack del dot.com y aún esperan su recuperación. Otro de los obstáculos es el coste creciente a la hora de crear un juego de éxito. Hace diez años, un producto medio costaba unos 280.000 euros, mientras que ahora la cifra está entorno a 1.400.000 euros. Por otra parte, las ventas de ordenadores personales y videoconsolas son más bajas en Francia que en países vecinos como Reino Unido y Alemania, por lo que las empresas locales han de dirigirse a una audiencia internacional. Aproximadamente el 80% de las ventas de creadores franceses tienen lugar en el extranjero.

Sin embargo, la subvención estatal irá a parar a un tipo determinado de juego. No se destinará a proyectos violentos o pornográficos, por lo que se excluye todo un género de juegos del estilo de Grand Theft Auto. Los creadores tendrán hasta el 1 de septiembre para presentar sus ideas. La decisión de fomentar la creación de juegos es vista como la voluntad de reconocer el valor de la industria de los videojuegos autóctona. Países como Corea del Sur ya han fomentado iniciativas de este tipo y varios analistas opinan que Europa seguirá esta línea.