Debido a la gran velocidad a la que se puede escanear un libro y reconvertirlo a versión electrónica, el último éxito de la serie Harry Potter, junto con sus cuatro predecesores, puede ser localizado fácilmente en servidores como Kazaa. Este hecho, según los analistas puede desembocar en la “napsterización” de la industria editorial.


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En la actualidad, muchas websites incorporan instrucciones detalladas acerca de cómo escanear libros y digitalizarlos con diferentes softwares, incluyendo Microsoft Reader. Otras páginas ofrecen e-books compartidos para descargar, como ya ha sucedido con los archivos audiovisuales. El pasado 21 de junio llegó a las tiendas anglosajonas la última novela de J.K. Rowling, Harry Potter and the Order of Phoenix. La editorial Scholastic vendió cinco millones de copias durante el primer día y en Estados Unidos ya se ha acordado la tercera edición.

El tráfico online de Harry Potter y otros e-books constituye, como otro tipo de archivos, un asalto legal sobre la ley del copyright, un asunto sobre el que la industria editorial ya ha empezado a tomar medidas. A principios de este mes la Asociación Americana de Editores, que incluye también a Microsoft y Adobe, reveló que había participado en las redadas sobre varias tiendas de fotocopias de Malasia, donde las autoridades incautaron máquinas y más de 200 copias de textos pirateados.

Sin embargo, según los analistas, el intercambio de e-books no constituirá una seria amenaza a la industria editorial hasta que los usuarios se acostumbren a leer libros en sus PCs, según han declarado comerciantes y analistas. Según Allan Adler, representante de la Asociación, los e-books aún no son muy populares entre los consumidores debido a que existe una multitud de formatos aún incompatibles, y las pantallas resultan molestas a la hora de leer. Es por ello que Adler opina que “no está claro que tengamos los mismos problemas que las discográficas”.