El gran innovador fue Brasil. El año pasado, por primera vez en la historia brasileña, la totalidad de sus 115 millones de electores votaron en más de 406.000 urnas informatizadas, un sistema desarrollado por el Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE). Ahora, Brasil exportaría el sistema de voto electrónico a toda América Latina, desde México hasta Argentina.

Las urnas tienen el tamaño de una caja registradora de un supermercado y cuestan 400 dólares cada una. Según informó el TSE, las mismas serán cedidas sin cargo por el Estado brasileño a las autoridades electorales de cada país interesado en su uso, que sólo debe pagar su traslado, los seguros y los técnicos necesarios para su funcionamiento.

Según explicó el ministro Fernando Neves, miembro del TSE, tras la exitosa prueba del sistema realizada en las recientes elecciones presidenciales de Paraguay, donde el 46% de los electores sufragó a través de 4.000 urnas electrónicas, el sistema será probado en Argentina en las elecciones de octubre de gobernadores y parlamentarios, y pronto podría llegar también a Colombia y México.

Las urnas son fabricadas en Brasil por encargo del TSE y son propiedad del estado brasileño. Para cada elección se utilizan las mismas urnas, sólo se cambia el software. Las autoridades brasileñas argumentan que la rapidez en el voto y la velocidad y la seguridad en el escrutinio son las mejores razones para adoptar el sistema de voto electrónico. Las autoridades electorales de Brasil recibieron incluso consultas de países como Austria, Japón y Turquía.