Asegura que su mayor deseo era permanecer en el anonimato -«porque conozco a muchos webmasters que disfrutarían acabando conmigo»-, pero su detención y posterior puesta en libertad han hecho de él un hombre público, aunque sólo se le conozca a través de un apodo, El Gran Oscarín, que le sirve para moverse por Internet, donde ha sido el responsable de una de las persecuciones más constantes de los últimos años por parte de la sección de la Guardia Civil especializada en delitos informáticos.


Sin embargo, O.L.H. se defiende de quienes le acusan de ser un delincuente: «Yo no me considero un pirata informático ni un hacker. Yo soy un programador que ha creado un programa que posteriormente se puede usar legalmente o fraudulentamente. Eso ya escapa de mi control. Es como si al propietario de una marca de automóviles le dicen que sus modelos son los que más atropellos cometen. No creo que sea su responsabilidad».

El Gran Oscarín, sin embargo, reivindica con orgullo la paternidad de Cabronator, un programa informático de su invención que pertenece a la familia de los «Troyanos», así conocidos porque permiten a cualquiera acceder a un ordenador ajeno como el caballo de Troya y actuar desde dentro. Cabronator ha traído de cabeza a miles de usuarios durante los últimos meses, según la Guardia Civil, pero entre sus «víctimas» no hay organismos públicos, ni económicos, ni grandes corporaciones: «Es que yo nunca me he planteado acceder a ningún tipo de información gracias a este programa. Se trata simplemente de una oferta que yo hacía desde mi página web y que en realidad tiene muchas utilidades aparte de la que se ha hecho más conocida. Permite, por ejemplo, estar de vacaciones en Canarias y acceder a tu ordenador a miles de kilómetros de distancia para poner en orden tus archivos». Para distribuirlo, su creador lo enviaba a usuarios de diferentes latitudes, y de esa manera podía entrar en sus computadoras y sus archivos personales. Ahí es donde entró en colisión con la Justicia, que le tiene en libertad con cargos: «Mi abogado me ha dicho que no está claro de lo que me pueden acusar, porque uno de los principales problemas es que existen muy pocos jueces y abogados que entiendan de informática, y este es un mundo muy complejo, en el que se sigue pensando que existen hackers omnipotentes».

O.L.H. desmiente que en España se haya llegado al nivel de peligrosidad que muchos están acostumbrados a ver a través de las películas: «Los hackers no existen como nos los han hecho ver. Todo eso es pura fantasía. Aquí en España nadie se dedica a esas tareas porque no son productivas. En otros países dí pueden serlo porque los mejores acaban trabajando para los grandes bancos o para los gobiernos, pero aquí se dedican a perseguirlos y machacarlos».

Su intención va por un camino similar. Es muy sencilla y sabe a desesperación: «Admito que se trata de buscar trabajo. Soy totalmente autodidacta porque nunca he estudiado informática. Los planes de estudio no me convencen porque enseñan muchas cosas inútiles. Yo he aprendido desde casa todo lo que sé, e intento que alguien me contrate, porque me parece injusto tener que pasar mi vida con contratos de seis meses».