China es, junto a Rusia, el país más señalado por Estados Unidos por realizar ciberataques y robo de datos. El pasado marzo, Microsoft sufrió uno de los peores ataques a la seguridad seguridad informática jamás registrados. Más de 250.000 personas y 60.000 empresas usuarias del servicio de correo para profesionales de la plataforma se vieron afectadas por el hackeo, según revelaron fuentes del gobierno a Bloomberg.

Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y otros cinco países acusaron este lunes a China de estar detrás del ciberataque global del pasado marzo contra Microsoft, pero evitaron imponer inmediatamente sanciones al gigante asiático por ello.



La acusación promete aumentar las tensiones entre Pekín y Washington, que hasta ahora había centrado en Rusia la mayoría de sus quejas sobre los crecientes hackeos. La nueva orientación de la OTAN cuenta con el apoyo entusiasta del Reino Unido o Canadá, pero provoca serias reticencias en buena parte de los aliados europeos, incluidos Alemania y España.

Según Estados Unidos, el MSS —ministerio de Seguridad del Estado Chino— utiliza y financia a hackers para realizar este tipo de ataques, según ha asegurado el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, en un comunicado. Les acusa de haber creado un "ecosistema" propicio para que particulares de todo el mundo realicen ciberataques.

"Un estado responsable no compromete indiscriminadamente la seguridad de la red global ni acoge conscientemente a cibercriminales", acusa Blinken.
"Estos hackers le cuestan a los gobiernos y empresas millones de dólares en propiedad intelectual robada, chantajes e inversión en ciberseguridad, todo eso mientras el MSS les mantiene en nómina", añade.Por otra parte, el departamento de Justicia ha presentado cargos contra cuatro ciudadanos chinos que trabajaban par el MSS involucrados en otros casos. Según la fiscalía, extrajeron datos de docenas de sistemas informáticos de empresas, universidades y organismos públicos.

A raíz de la acusación estadounidense, El Consejo del Atlántico Norte, máximo órgano de decisión de la OTAN, ha hecho un llamamiento a todos los Estados, incluida China, para que actúen con responsabilidad en el sistema internacional, incluido el ciberespacio.
Reino Unido y la Unión Europea también señalan al gobierno de Xi Jinping por el ataques. El máximo representante de Europa en el exterior, Josep Borrell, aseguró que el incidente provocó "grandes pérdidas económicas para nuestras instituciones y empresas privadas". Según la institución, los responsables fueron grupo de hackers vinculado a China llamados APT40 y APT31.

Este tipo de prácticas se ha extendido durante los últimos, y, por los ejércitos han incrementado su gasto en prevención de ciberataques. Lo más común es que los hackers busquen acceder a la información de particulares o empresas, pero un ataque informático puede llegar afectar a cadenas de suministro o bloquear sistemas completos.

Internet se ha convertido en un campo de batalla en el que las grandes potencias buscan su influencia. El presidente ruso, Vladimir Putin, es el que más ha sido criticado por la comunidad internacional por tratar de intervenir en procesos electorales de otros países como Estados Unidos u organizar ciberataques a la Administración alemana, por ejemplo.

De momento, el presidente norteamericano Joe Biden no ha anunciado sanciones directas contra China, a diferencia de lo que con Rusia hace tan solo unos meses. Todavía no hay reacciones de Beijing, que negó el pasado marzo cualquier vinculación al ataque y sentenció que las acusaciones "carecían de fundamento".

A la acusación de Estados Unidos se sumaron la UE, la OTAN, el Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Japón, una coordinación con la que Washington quiso marcar músculo ante Pekín y tratar de disuadirle de continuar con ese tipo de operaciones. El Consejo del Atlántico Norte, máximo órgano de decisión de la OTAN, hizo en una declaración un llamamiento a China y otros países a "actuar con responsabilidad en el ciberespacio", y prometió trabajar para contrarrestar "activamente" tales ataques.

Las acusaciones se producen un día después de que una investigación internacional apunte a que varios Estados usaron el software espía Pegasus, creado por la empresa israelí NSO Group, para infiltrarse teléfonos móviles de periodistas, defensores de derechos humanos y políticos opositores.

Fuente: La Vanguardia