Visualiza un “billboard” (valla publicitaria) en la vía más transitada de tu ciudad.

Ahora visualiza que en esa valla publicitaria hay una foto tuya en condiciones que jamás quisieras que nadie te viese.


O en vez de una foto, la valla tiene escrito algo que dijiste de alguien que ojalá nunca hubiéses dicho.

Si es una valla electrónica, visualiza un vídeo que tomaste de alguien que, francamente, ahora te arrepientes de haberlo tomado, y además, de haberlo puesto en la valla para que todo el mundo lo viera.

Ok. Sustituye la foto, lo escrito o el vídeo por ese mismo tipo de material que tienes almacenado en tu computadora.

La valla publicitaria, sustitúyela por Facebook.

¿Te das cuenta de la similitud?

Facebook se ha convertido en una especie de palestra, escenario, tarima o, como en este ejemplo, “valla publicitaria” mundial que todo el mundo puede ver. Si las cosas siguen como van, lo que en Facebook coloques o publiques inevitablemente pasará a ser parte del universo de información accesible libremente vía internet.


Entonces, mi consejo es el siguiente: no publiques en Facebook (o en cualquier red social) lo que no quisieras que se mostrara o publicara en una valla publicitaria colocada en la vía de mayor tránsito de tu ciudad.

Sigue mi consejo. Tendrás paz y llegarás a viejo.

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