La tarjeta de identificación para extranjeros que prepara el gobierno británico -supuestamente invulnerable- fue puesta a prueba por un experto en seguridad, que tardó 12 minutos en clonarla y modificarla, destrozando de paso el diseño de seguridad de un proyecto que va a costar una pasta a los contribuyentes del Reino Unido.

Adam Laurie, es un veterano hacker especializado en sistemas de seguridad de tarjetas de crédito, de identificación, mandos a distancia y todo tipo de dispositivos. Considerado uno de los mayores genios mundiales en su campo, tiene como máxima que “la mejor forma de entender algo es romperlo”. Y a eso se dedica, siempre dentro del “lado bueno”, contratado por compañías o gobiernos para aumentar los sistemas de seguridad.

No ha sido el caso de las tarjetas ID para estudiantes y trabajadores extranjeros que ha puesto en marcha el gobierno británico y a las que ha tenido acceso cuando ya se han distribuido 51.000 unidades. Armado con un portátil y un teléfono móvil en apenas 12 minutos logró romper el sistema de seguridad de la tarjeta basada en un microchip que incluye 50 datos del ciudadano en cuestión.

Con ayuda de otro experto en tecnología, clonó la tarjeta y ya que estaba modificó varios campos incluyendo una frase dedicada a la policía que se quedaría atónita si algún día al pasar la tarjeta por el escáner leyese: “Soy un terrorista - dispara si me tienes a tiro”.


Laurie, que en varias ocasiones ha criticado que “los gobiernos no se tomen la tecnología en serio” advirtió que “si el gobierno quiere certeza sobre que no exista el robo de identidad, debería haber impuesto mejores medidas que las del modelo actual”.

Lo peor del asunto es que la tarjeta ID para todos los ciudadanos británicos presentada la semana pasada por el ministro del Interior, cuya implantación está prevista para finales de año, cuenta básicamente con la misma tecnología de seguridad por lo que es probable que dure poco intacta en manos de estos genios.

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TheInquirer