La técnica GPGPU (General Purpose computing on Graphics Processing Units) lleva muy poco tiempo en el mercado, y aunque su despegue es aún muy lento (y no acabo de ver porqué) parece evidente que está destinada a convertirse en todo un éxito.

Y se lo merece. Hace mucho ya que se sabe que la potencia de los procesadores gráficos es muy superior a la de los procesadores de propósito general. Así, las GPUs de las nuevas ATI Radeon HD 4870 o las NVIDIA GTX 280 disponen de micros que dejan a la altura del betún a cualquier Intel Core Quad Extreme, y no digamos ya a micros dual-core modestitos.


Esta diferencia en potencia bruta era conocida, pero no aprovechable en la práctica: la GPU, para gráficos y listo, era el lema. Sin embargo, NVIDIA comenzó a poner en práctica la idea y saltó a la palestra con CUDA, un conjunto de herramientas de programación que permiten “adaptar” código de aplicaciones convencionales para que estas se puedan ejecutar en una GPU. AMD/ATI está tratando de hacer lo propio con su “Close To Metal“, mucho menos evolucionado y que está acompañado de desarrollos más prometedores, entre los que destaca sobre todos OpenCL, en el que Apple ha tenido mucho que decir.


Sea como fuere, la idea del procesamiento GPGPU es tan sencilla como increíble: poder utilizar la dantesca potencia bruta de las GPUs para procesar todo tipo de tareas convencionales, y no sólo juegos. Los primeros desarrollos CUDA ya demuestran esta potencia, y yo he probado recientemente uno, Badaboom,(este es el enlace de descarga directo de NVIDIA, con el autoinstalable de 7,90 MB) un conversor de vídeo muy limitado en opciones pero que demuestra de lo que estamos hablando.


Con este programa es posible convertir una película de DVD a formatos MP4 (perfectos para mi iPhone) en tiempos asombrosamente reducidos. Yo hice la prueba con la película “Camino a la Perdición“, que dura casi dos horas. Cogí el DVD, lo pasé a disco duro con DVDShrink, y luego cargué ese “DVD en disco” en Badaboom, que es una de las opciones recomendables para esta tarea. Después de elegir el formato y algún parámetro más, ¿sabéis lo que tardó en convertir la película gracias a mi GeForce 9600GT?

20 minutos.

¡20 minutos! Con suerte, el mismo proceso realizado por la CPU (no lo he hecho en mi Intel Core 2 Duo E8400, pero esa era la idea) llevaría, más o menos, 120 minutos, ya que la tasa de conversión de estos micros es casi casi la de “tiempo real”, es decir, 25 fps, que equivalen a convertir la película en un tiempo idéntico al que dura ese film. Si con Badaboom podemos reducir ese tiempo 6 veces y la herramienta aún no está del todo pulida, no quiero ni imaginar lo que nos depara el futuro.


Lo cierto es que Badaboom no es lo que se dice una herramienta demasiado completa: no da soporte a formatos muy importantes, y las posibilidades de personalización de la compresión son casi nulas. De hecho, también lo indican así en AnadTech (son tan listos como yo), por lo que si la cosa avanza pronto deberíamos tener un software mucho más pulido y potente. Y aunque así no fuera, yo no me preocuparía demasiado: no creo que los desarrolladores tarden demasiado en darse cuenta de que sus aplicaciones pueden “volar” gracias al uso de la GPU.

Iros preparando, que la cosa promete.

Fuente: Incognitosis