Este comportamiento tiene como consecuencia la aparición en el mercado de empresas que inician su desarrollo con la primera publicación de un producto dado, copiándolo, utilizándolo directamente como modelo para el desarrollo del propio, empleando la misma tecnología pero de generaciones anteriores, y yendo a rebufo del producto original. De este modo se ahorra muchísimo dinero en toda la campaña de marketing para la introducción de de un producto nuevo, algo que a Goøgle no le cuesta nada porque ya es el rey de la propaganda y le basta con poner patines a dos eminentes empleados suyos, pero que a una empresa nueva le cuesta la misma vida. Hay muchísimas empresas chinas que actúan de esta forma y es sorprendente el calado que están teniendo en el mercado. Lo hicieron con los semiconductores y les fue muy bien, todavía se siguen vendiendo módulos de memoria usb de generaciones anteriores a precios más bajos (regalos, ofertas, etc. típico del producto chino: precio asequible, calidad regular o incluso baja). Por eso el gigante asiático está apostando por el desarrollo tecnológico últimamente. No entraron en la guerra de los semiconductores, pero supieron aprovechar muy sabiamente los restos de los contendientes de aquella guerra. La guerra de los dispositivos móviles, como la de los navegadores, no ha hecho más que empezar.
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