Hola:

En “El Periódico” (http://www.elperiodico.com/online/ ) aparece esta curiosa noticia. ¿Nos la creemos?

LA ONDA ELECTROMAGNÉTICA ES VIDA

Los humanos nos vamos adaptando a las ondas de esta energía, cuestionada sin base científica por sus posibles efectos nocivos para la salud, pero básica para la materia, la luz y los alimentos

Un supuesto problema de salud pública, según diversos colectivos de padres de alumnos en diversos puntos de España, es el de las antenas de telefonía móvil y fija ubicadas en las cercanías de los colegios. A pesar de lo ruidosas que fueron las protestas, la evidencia científica no apoya la teoría paternal y la Unión Europea dictamina de forma categórica la inocuidad de estos necesarios avances sociales.

Se puede afirmar que los campos y ondas electromagnéticos se encuentran en la textura más íntima de toda materia y que intentar prescindir de ellos es prescindir de esta materia, de la luz, de los alimentos y de la vida.

Es decir, la vida puede existir exclusivamente en un medio electromagnético adecuado. La radiación electromagnética formada por fotones es componente indispensable de la función clorofílica de las plantas, responsable de la existencia de vida en su forma actual. La célula es el resultado del acoplamiento electromagnético de moléculas orgánicas mediante el denominado enlace químico, que no es más que el resultado de la atracción electromagnética entre átomos.

La energía electromagnética es herramienta del desarrollo y bienestar desde hace más de un siglo. La sociedad ha evolucionado accionada por la energía eléctrica. Hace ya más de 10 años que se utilizan campos electromagnéticos con fines terapéuticos para la regeneración de las fibras nerviosas amputadas y para estimular la cicatrización de heridas y de injertos.

Sin embargo, sigue la intranquilidad sobre los posibles efectos nocivos de ondas electromagnéticas para la salud.

La realidad es que los seres vivos nos vamos adaptando a las ondas electromagnéticas, pero éstas van avanzando, y de momento no sabemos cómo será nuestra adaptación futura. Entre otras cosas, porque en las sociedades occidentales estamos rodeados de aparatos eléctricos, equipos musicales, lámparas, ordenadores y teléfonos móviles que mundialmente han ultrapasado la cifra de 400 millones de aparatos.

Repacholi y sus colaboradores encontraron un incremento de la presencia de linfomas en ratones transgénicos expuestos a campos electromagnéticos que despertó una gran inquietud en los científicos de todo el mundo, pero nuevas investigaciones demostraron que estos animales tienen una alta tendencia espontánea a producir estos tumores.

La intranquilidad de la sociedad por el presunto riesgo de las ondas electromagnéticas ha impulsado a que se trabaje mucho en la observación, experimentación y profilaxis de tales riesgos. Esto es posible porque los efectos de los campos magnéticos sobre la materia, interacciones electromagnéticas, son perfectamente conocidos. Las fuerzas que los campos ejercen sobre las cargas eléctricas --en reposo y en movimiento-- y momentos magnéticos se pueden calcular con precisión. Los efectos biológicos de los campos electromagnéticos se han estudiado desde límites amplios, que pueden oscilar entre 0,5 hasta 300 gigahertzios (GHz), unidad que indica que los fotones oscilan con un frecuencia de mil millones por segundo.

Si se siguen las normas cautelares de la Unión Europea, no puede haber alteraciones biológicas. No hay evidencia científica que asegure el deterioro de la salud por el uso de teléfonos móviles ni antenas o estaciones base, ni datos de laboratorio para limitar la exposición a las ondas de tales aparatos.

Aunque teóricamente se considera más importante que el desarrollo humano y social sea más lento, pero sostenible, en vez de muy rápido y cargado de efectos adversos e irreversibles para la naturaleza y/o el ser humano, cuando cada uno de nosotros adquiere un aparato de televisión o un teléfono móvil o un aparato de microondas, pocas veces piensa en ello.

Saludos