Hace unos años cambié mi residencia a una ciudad que no nombraré por no herir sensibilidades. El sitio, aunque defendido a capa y espada por sus "inhabitantes", está bastante deprimido económicamente (social y culturalmente he de decir que a título personal también me lo parece, pero eso es otro tema).
Como digo, tras reflexionar sobre las pautas de conducta de la gente "que se movía" (había otros muchos que no lo hacían), llegué a una conclusión aplastante. El modelo de competencia en este lugar no es otro que entorpecer y poner trabas a la actividad de aquellos que compiten por lo mismo. Tanto es así que se pone de manifiesto incluso en la forma de conducción.
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