Bitrock se ha hecho un hueco en el mercado gracias a soluciones que se instalan en cinco minutos y seis clics. Esta joven desarrolladora española de software libre proporciona herramientas y servicios que facilitan la instalación, configuración y mantenimiento de servidores en entornos multiplataforma, así como la migración de Windows a Linux. "Creemos que el código abierto es más estable, más seguro y funciona mejor que sus homólogos comerciales", reza su página, "pero instalar sus componentes puede ser desalentador. Nuestros productos simplifican el proceso".

Bitrock ofrece soluciones "llave en mano" que facilitan la adopción de software libre por parte de inexpertos, sean ciudadanos, empresas o instituciones. Entre su clientela está la Junta de Andalucía, Motorola, Samsung, la Universidad de Stanford o desarrolladores de videojuegos; una red que crece y se extiende por el mundo, desde Suráfrica a Japón, India o China. La compañía ha sido elegida como una de las 200 empresas de tecnología europeas del año por la revista Red Herring.

"Todo sin subvenciones, sin ayudas", asegura Daniel López Ridruejo, 31 años, fundador de la empresa con sede en la capital hispalense y que acaba de mudarse de local. Si hasta ahora se bastaban solos, ya contemplan la posibilidad de conseguir inversores para continuar su expansión. Bitrock cuenta con 15 empleados y la media de edad no supera la treintena. Además, tienen oficina en San Francisco, que se encarga de la comercialización, y un equipo de desarrolladores en Chile. "Internet te permite competir con las empresas más grandes, sólo necesitas un portátil y conexión", dice López.

Este ingeniero de telecomunicaciones se licenció en la Universidad de Sevilla y la Danmark Tekniske Universitet. Allí se quedó un par de años para realizar un máster. Con el título en la maleta voló a Estados Unidos. Cinco años trabajando en Silicon Valley le convencieron de que debía volver a España y hacer realidad una de sus pasiones. En 2003 se instaló en Sevilla y un año más tarde sacaba su primer producto.

"Para empezar sólo hace falta una idea", dice López, "veo a muchos jóvenes sin iniciativa. Unos dicen que sin subvención no pueden hacer nada; otros quieren convertirse en funcionarios al salir de la facultad".

Miembro de la Apache Software Foundation y autor de varios programas abiertos (mod_mono o Comanche), considera que el sector ha evolucionado a pasos de gigante en los últimos años. "Hoy, cualquiera puede actuar sobre el código que respalda cada programa o sistema operativo y se puede usar complementado con otros paquetes comerciales, como Windows". Van quedando atrás los años en que sólo los informáticos se atrevían a enfrentarse con el software libre, cada vez más manejable y atractivo.

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