El Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica recae en el catalán Juan Ignacio Cirac por sus trabajos en encriptación de mensajes


Madrid- El jurado del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica otorgó ayer el prestigioso galardón al físico catalán, Juan Ignacio Cirac Sasturain, que está considerado el padre de la computación cuántica y como uno de los científicos españoles que pueden presumir de ser la referencia mundial en su campo de trabajo.
Pese a su completa trayectoria profesional -dirige el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica de Garching, Alemania, desde hace dos años-, Cirac, nacido en la localidad barcelonesa de Manresa hace ya 40 años, se ha convertido en el científico más joven que recibe el premio Príncipe de Asturias. El físico español ya rozó la concesión del galardón en la edición del pasado año, pero en las votaciones que se celebraron ayer, su candidatura se impuso a las conjuntas de los biólogos Ginés Morata y Peter Lawrence y a la de los químicos Avelino Corma y James Fraser Stoddar.
«Satisfacción tremenda». El premio sorprendió al propio Juan Ignacio Cirac en su puesto de trabajo en Alemania. En declaraciones a LA RAZÓN, el joven físico manifestó que «recibir el galardón es una satisfacción tremenda. Me llena de orgullo y solamente puedo expresar agradecimientos a mis colaboradores y a todas aquellas personas que han apoyado mi candidatura para este premio».
Para el físico catalán, el reconocimiento también supone una vía para acercar al gran público un campo complejo y muy ignorado como es la física, una ciencia «que implica entender cómo funciona la naturaleza, no solamente desde un punto de vista matemático, sino casi filosófico», afirmó el galardonado.
Lejos de perderse en abstracciones teóricas, los trabajos de Cirac tienen una aplicación práctica potencial y muy ligada a las tecnologías de la información que marcan el ritmo al que se mueve la sociedad occidental de hoy en día.
Un buen ejemplo de todo esto lo constituyen los sistemas de codificación de mensajes secretos para que no puedan ser leídos o manipulados por nadie, permitiendo así una comunicación mucho más segura. «La criptografía cuántica parte de las reglas del mundo microscópico, la mecánica cuántica. A este nivel, solamente con que alguien intente leer, observar, manipular o medir un objeto, sus propiedades cambian automáticamente para que no sea descifrado. De esta manera, aplicando todo esto a un mensaje, esto se traduce en que al alterarse sus propiedades, aquel que no es el verdadero receptor del mismo e intenta acceder a él no podrá hacerlo y el destinatario del mensaje, además, sabrá que alguien lo quiso leer», explicó el propio Cirac.
La segunda gran línea de trabajo que sigue el físico catalán es el desarrollo de la computación cuántica, es decir, la búsqueda de los denominados superordenadores. «Un camino para aumentar la potencia de cálculo de los ordenadores pasa por conectar muchos equipos pequeños o personales. Eso es en la actualidad posible, pero en lo que estamos trabajando en el instituto es en construir un ordenador basado en las reglas que rigen la mecánica cuántica», afirmó.
Ordenadores ultrarrápidos. «Pondré un ejemplo de esto-continúa-, si juegas una partida de ajedrez y está permitido alterar las reglas del juego de manera que el caballo en lugar de su movimiento característico pueda hacer otro recorrido distinto, en cualquier dirección, será muy sencillo ganar la partida. Ésto, aplicado a los ordenadores, significa que tendríamos una máquina con una capacidad de operación ultrarrápida, muchísimo mayor que la de todos los ordenadores convencionales sumando sus fuerzas».
Juan Ignacio Cirac también resaltó los problemas que se les presentan a los investigadores españoles para abrirse camino debido a la falta de apoyo institucional.
Importantes figuras de la ciencia internacional habían apoyado la candidatura de Cirac al premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
En sus misivas varios premios Nobel alababan su trabajo. Uno de ellos, William D. Phillips, afirmó que «Cirac es uno de los investigadores más influyentes y prestigiosos en los campos de la óptica cuántica y la información cuántica». Eric A. Cornell calificó al premiado de «físico sobresaliente», y Theodor W. Hansch se refirió a él como «líder mundial en el campo de la teoría de la física cuántica».

FUENTE : AGENCIAS