Por Montse Peñarroya


Entre las noticias de hoy, aparece información acerca de una nueva versión del gusano Bagel, que esta vez nos llega camuflado entre fotografías que alguien remite a nuestro email.

No puedo dejar de pensar en los diez o doce mensajes diarios que recibo con virus, y que o bien mi antivirus detecta y sólo me los muestra en blanco, o bien mi sentido común impide que abra. Siempre con el miedo a equivocarme, o a borrar sin siquiera leer, algún mensaje de amigos angloparlantes, que camuflado entre los mensajes spam y los virus, intentan preguntarme qué tal va todo.

Los virus me desesperan. Tras leer la noticia de la nueva variante de Bagel de hoy, abro mi antivirus y me aseguro de que se ha auto-actualizado y de que, en principio, estoy a salvo. Luego me pongo a reflexionar y pienso en un artículo que leí hace unos días acerca de cuando empezó esta pesadilla.

El artículo estaba en la web de Symantec. Su autor explicaba que las epidemias de gusanos tienen el siguiente patrón:




Un investigador o un distribuidor descubre una vulnerabilidad en Windows.

Microsoft produce un parche y lo distribuye.

Alguien publica en Internet el código de la vulnerabilidad.

Alguien usa el código como base para un gusano, lo crea y lo distribuye, infectando así toda la red.



Si analizamos estos puntos, observamos que el éxito de un virus depende de cuatro factores:




De cuánto tiempo haya pasado entre el lanzamiento del parche y la creación del gusano.

De cuánta gente actualice su Windows cada vez que el sistema mismo le informa que han salido nuevos parches.

De cuánto tarden los antivirus en crear una vacuna.

De cuánta gente disponga de un antivirus que se auto-actualice a diario.



Los 4 factores anteriores son críticos por las siguientes razones:




Porqué cada vez pasa menos tiempo entre que se descubre una vulnerabilidad y que alguien cuelga en Internet el código de la misma, antes siquiera de comunicarlo a Microsoft.

Porqué la gran mayoría de mis conocidos cree que no hace falta instalar las actualizaciones de Windows o las considera una molestia y desactiva los avisos que el sistema programa cada vez que detecta que Microsoft ha publicado un nuevo parche.

Porqué la gente no está concienciada de que en la actualidad, un antivirus es una herramienta básica, fundamental e imprescindible. Y que quizás hay que pagar por ella.


Los fabricantes de antivirus por norma general, tienen sus vacunas en menos de 24 horas de la detección del virus. En este sentido, creo que son quienes mejor cumplen su parte del trato.

Es necesario que por el bien de la red, alguien invente alguna solución definitiva.
Sí… ya sé… todos podemos pasarnos a Linux. Pero ¿has intentado alguna vez hacer vida normal (presentaciones, hojas de cálculo, bases de datos, agendas sincronizadas con Palm’s, etc…) desde un ordenador con Linux como sistema operativo? Topas continuamente con incompatibilidades. No digo que sea imposible, sobre todo si no tienes que interactuar con otros usuarios de Windows. Pero a la larga, acabas cansándote de los problemas que te genera y terminas pasándote a Windows otra vez.

La pregunta es: ¿Quién es el culpable?


¿Microsoft por no hacer bien su trabajo?

¿Los desaprensivos que hacen públicos los códigos?

¿La gente que no actualiza su Windows o no dispone de antivirus y propaga el virus irremediablemente?

¿Nosotros, por ser prisioneros de Windows?

Cómo mínimo, los 4. Pero seguro que hay más…