Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, estableció el límite máximo en la velocidad a la cual se pueden grabar datos en un ordenador con la tecnología existente
El resultado, por ahora, no trae nuevas esperanzas para quienes se sienten abrumados por la aparición de discos duros cada vez más rápidos -y la consecuente desactualización de ese recién comprado ordenador-. Según los investigadores, el límite aún es más de 1.000 veces más rápido que los discos duros de los que disponemos hoy en día.
El descubrimiento podría llevar a que se investigue el uso de nuevos materiales en la fabricación de ordenadores. Cuando un disco duro está grabando información, las minúsculas partes que conforman lo que conocemos como un "bit" son magnetizadas en una dirección o la otra, representando un 0 o un 1.
Para leer la información de nuevo, la computadora envía un impulso y revierte el magnetismo. Si ese impulso electromagnético es más rápido, se necesita menos tiempo para almacenar y leer información; los científicos querían calcular qué tan corto podía ser ese impulso.
Para esto utilizaron un acelerador de partículas en el que bombardearon electrones en una pieza hecha del material magnético con el que generalmente se fabrican los discos duros. De esta manera, los impulsos de energía viajaron casi a la velocidad de la luz, y duraron sólo 2,3 picosegundos -un picosegundo es una millonésima parte de un millonésimo de segundo-.
A esta velocidad, los impulsos sucedieron de manera caótica, y no de forma previsible, algo que no es aceptable cuando se está almacenando información con precisión. Después de esto, los científicos calcularon que la máxima velocidad para procesar y grabar datos no puede superar los 435.000 millones de bits por segundo, es decir, mil veces lo que conocemos hoy en día.
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