Robots, del mito a la ciencia
Por Violeta Villar Liste
Pueden caminar, mover las cejas y hasta reproducir sonidos, pero nada de razonar ni de reproducir las hazañas maravillosas del cine o de la literatura.
Son máquinas programadas con ayuda de las computadoras y es poco probable que algún día puedan superar al hombre, si bien son aliados en tareas complejas y peligrosas como la desactivación de minas, los viajes espaciales o las exploraciones en las aguas profundas de los océanos.
- Su historia
La palabra robot viene del checo robota y quiere decir esclavo. Curiosamente su origen no tuvo lugar en el laboratorio de un visionario. Se le debe al dramaturgo checo Karel Capek, a quien se le ocurrió desarrollar un montaje teatral estrenado en 1920, llamado "Los robots universales de Rossum". En resumen, un científico crea un robot (“hombre esclavo” que no duerme y trabaja de manera incansable) y luego el robot mata a su inventor.
Después, el escritor y científico Isaac Asimov amplió el término robot a robótica (ciencia que trabaja sobre los robots) y, a partir de sus aportes, la imaginación (en el caso del cine y de la literatura) y la ciencia no han parado.
Los doctores en Física, Carlos Vázquez y Roberto Iglesias, el primero docente de la Universidad de La Coruña y el segundo de la Universidad de Santiago de Compostela -ambas ubicadas en Galicia, en el norte de España- integran el grupo de Sistemas Inteligentes de la Facultad de Física de la Universidad de Santiago y establecen una clara diferencia entre la automática o cibernética y la robótica.
La automática nace con los griegos y se expresa en sistemas sencillos que cumplen una misma tarea de manera rítmica, como es el caso de los juguetes de cuerda (inventos más cercanos al XVIII francés).
En los tiempos modernos las aplicaciones de la automática o la cibernética están orientadas a funciones de tipo mecánico.¿Un ejemplo? Los brazos auxiliares de las grandes fábricas que ejecutan actividades repetitivas. La robótica está asociada con la inteligencia artificial y es una ciencia dedicada a estudiar programas que permitan a los sistemas mecánicos lograr la versatilidad de los seres humanos.
- La vida de un robot
El “nacimiento” de un robot pasa por dos etapas. El investigador puede comprarlo o construirlo dependiendo de sus necesidades.
Carlos Vázquez precisa que "hay robots especializados (no programados), manejados remotamente para cumplir misiones como descender al fondo del océano o desactivar minas". En el caso del robot programado (no dirigido por el ser humano) la idea es adaptarlo a distintos entornos y tareas interesantes.
En el campo de la programación hay camino recorrido pero queda un buen trecho por andar. De esos “trechos” el del espacio inquieta a ambos investigadores.
En la actualidad existen experiencias positivas en museos y espacios estáticos en los cuales está incorporada la presencia del robot.
El reto del grupo de Sistemas Inteligentes de la Universidad de Santiago es programarlo para adaptarlo a entornos dinámicos y complejos, con obstáculos como personas caminando, una silla fuera de lugar o un niño circulando en bicicleta.
Este desafío supone convertir sus cámaras en unos grandes ojos, los sensores de la cintura en un piel sensible y su computadora en una especie de corazón que no late ni siente pero es capaz de dar órdenes. De lograrlo sería un gran avance.
Cabe destacar que las investigaciones en el campo de la robótica no se resuelven en la brevedad de las semanas. Años de estudio y de pruebas se necesitan para materializar las ilusiones del papel.
Desde el reto de ampliar el campo de movimiento de un robot, de convertirlo en un singular guía turístico o en un bastón solidario de personas con discapacidades específicas, Vázquez e Iglesias trabajan con Nomad y Pioneer, dos robots que cada día reciben una buena dosis de programación para lograr el cometido.
En el caso de los discapacitados la tarea se cumpliría en centros hospitalarios y como apoyo a su movilidad. Es poco práctico ir más allá e imaginarse a un robot en plan casero, fregando los platos o barriendo las casas de personas con limitaciones.
Los robots trabajan con sistemas de ultrasonido o sensores láser con una limitación real: sólo pueden observar el entorno en un plano.
El reto es lograr una visión tridimensional y así el robot podrá resolver los problemas de un entorno con barreras: una calle cortada, un vehículo en tránsito... generando sus propias soluciones sin ayuda de un operador remoto.
Los especialistas reconocen que el sistema “es innovador pero no rompedor”. Es avanzar dentro de la experiencia mundial.
- Ojos que no ven
Cuando de un robot se trata, no se puede olvidar la tarea protagonista de las computadoras, el equivalente al cerebro humano.
Así, en el caso de la “mirada”, los científicos hablan de Visión artificial la cual intenta operar con los principios básicos del ojo.
Éste órgano, en el caso del robot, es sustituido por las cámaras que procesan las imágenes y le permiten a la máquina “observar” en profundidad, procesar su contenido y advertir si existe información relevante.
Roberto Iglesias precisa que los estudiosos de la visión artificial (con campo y naturaleza propia) pueden durar hasta veinte y treinta años sólo para detectar elementos de interés.
En robótica la aplicación es mucho más sencilla: interesa la información útil que puede proporcionar la mirada.
Son dos las áreas: Visión artificial y Visión por computadora. La artificial trata de llevar la percepción automática al límite de la humana. La de la computadora se limita a resolver problemas. En el caso de una industria, entre otros casos, permitiría identificar la cadena de montaje de piezas.
- La ficción queda lejos
Que la máquina pueda sustituir al hombre es un dilema tan antiguo como la muerte del libro o del soporte papel a causa de las nuevas tecnologías. Vázquez e Iglesias lo descartan en un larguísimo plazo.
Las únicas que demandan una sustitución a tiempo completo son las amas de casa pero las noticias no son buenas: hasta ahora ha sido tarea imposible para la robótica conseguir a esa asistente doméstica incansable, capaz de preparar la comida mientras limpia y le canta una canción de cuna al bebé.
Como aliada del hombre, la inteligencia artificial puede obrar maravillas. Iglesias destaca un proyecto de investigación que ya está en marcha en el área de medicina, dirigido a los pacientes cardíacos.
Como un médico no puede permanecer las 24 horas del día al lado de un paciente, la idea es que la señal del corazón del paciente “avise” a la computadora si hay algún problema y la máquina al médico.
La misión de la robótica no es sustituir al hombre, si no ayudar a resolver las tareas no cubiertas o de difícil solución como desactivar una bomba o ciertas exploraciones planetarias.
De igual modo el robot puede ser de gran ayuda para cumplir objetivos repetitivos en grandes almacenes o descargar un buque.
En Estados Unidos y Japón los investigadores han dado pasos de gigantes en el campo de las emociones. Puede un robot llorar, reír y hasta morir de amor? Sí pero no. En realidad se trata de robots con cejas, párpados y sonrisas mecanizados, capaces de provocar sonrisas o sorpresas en el público.
Carlos Vázquez y Roberto Iglesias advierten: “El robot no es consciente de las emociones que transmite. Lo del corazoncito es programado”.
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-Saludos- :0=
