La rebelión de los electrodomésticos
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En “El Mundo” (25 de abril de 2002 ) se anuncia La rebelión de los electrodomésticos
El timbre del portal se puede contestar desde el móvil. El horno se enciende desde el portátil y la comida está lista al llegar a casa. Sensores de movimiento envían mensajes si alguien extraño entra en el hogar. Todo esto y mucho más es lo que promete la domótica. Pero, ¿es tan sencillo de utilizar como promete?
Quien más quien menos ya vive conectado al móvil, le ha puesto nombre a su PC y ha organizado su vida en torno a la Palm, que además es mona y cabe en un bolsillo. Pero no es suficiente. Ahora, el protagonista respira en nuestro salón, cocina o pasillo, tiene página en Internet y se descarga programas de centrifugado, microclimas domésticos y las mejores recetas con frutas de temporada. Son jóvenes, aunque sobradamente preparados y están dispuestos a asumir las responsabilidades de ama de llaves: los electrodomésticos se han vuelto listos.
El Salón Inmobiliario de Madrid presentó en esta edición una buena muestra de ello. La Casa del Futuro tenía 450 metros cuadrados, en los que se escondían cinco kilómetros de instalación eléctrica, un centenar de enchufes, más de 75.000 vatios de potencia, 12 cuadros generales de protección eléctrica y 19 cámaras de videovigilancia. Un esfuerzo conjunto, patrocinado por el grupo Pinar y Atrea.com, en el que empresas como Sony, Nokia, Compaq, Onkyo, Gewiss, Nec, Toshiba, Yamaha, Sharp, Telefónica, Philips, Jung, Fagor o Siemens estaban presentes con sus gadgets, sistemas domóticos, nuevos protocolos, redes de datos y sistemas de gestión.
DUENDES. En la casa del futuro ya no tenemos que preocuparnos por la comida que se echa a perder en la nevera ni por la ropa que destiñe dentro del tambor. Como si la casa se llenara de duendes hacendosos, las persianas se levantarán suavemente mientras abrimos el ojo y las tostadas y el café se estarán preparando mientras nos duchamos con el agua a la temperatura perfecta. Antes de salir a trabajar, habremos leído las mejores noticias y revisado nuestro correo electrónico, que nos espera actualizado y dispuesto. Y si, entre cable y cable, provocamos un incendio, toda la casa se volverá loca antes de que salte la primera chispa. Todo controlado.
La tecnología, por lo visto, ya estaba aquí, lista para usar. Pero la casa domotizada, sin embargo, no posee sólo lo mejor y más granado de la electrodoméstica sino que –atención, que esto es importante– todos estos cacharros están de acuerdo entre ellos.
Para conseguir tal prodigio, nuestra casa debe convertirse en una especie de organigrama neuronal, una red donde cada elemento está dispuesto en contacto y concordancia con el resto. A modo de neuronas, tenemos los sensores y los activos. Mientras unos se ocupan de registrar el estado de las cosas (la temperatura, la humedad, el movimiento, la luz); los segundos ponen en marcha los distintos equipos cuando es necesario, como cortar el gas si hay una fuga.
Existen dos maneras de hacer que nuestra lavadora se entienda con la tostadora y nuestro aire acondicionado con las persianas. Como es lógico, todos los aparatos deben estar en contacto constante a través de cables o redes y, a su vez, con un ordenador central que gestiona su funcionamiento. Si estamos por comprar o construir una casa, lo suyo es realizar una preinstalación que incluya todas las conexiones pertinentes, como cuando decidimos cuántos enchufes hay que poner en los cuartos. Si tenemos ya la casa, habrá que tirar de tecnología radio, barata y sencilla (ver página 10 de este número). Aunque haya quien se sienta incómodo pensando en todas esas ondas electromagnéticas recorriendo la casa de punta a punta.
Para controlar todo el sistema, la casa inteligente está llena de paneles táctiles, como la pantalla de un ordenador, colocados en sitios estratégicos. También podemos hacerlo desde la Palm, el portátil o el móvil, manteniendo un control absoluto sobre los artilugios de nuestro hogar. Este sistema, la Teledomótica, es particularmente interesante en lo que a seguridad respecta.
Así, la llegada de un intruso a la casa será detectada inmediatamente por los sensores de movimiento y seremos puntualmente avisados con un mensaje. Al tiempo, se disparan las alarmas que tenemos programadas y se activan las cámaras de vigilancia camufladas en el techo.
Quienes viven con niños, personas mayores, enfermos o discapacitados tienen también un interesante elenco de posiblidades, ya que pueden mantener una estrecha vigilancia sobre todos los puntos de la casa y reaccionar rápidamente ante cualquier eventualidad, desde cualquier lugar. Incluso, se puede desviar al móvil la llamada al timbre del portal, de forma que siempre haya alguien en casa.
PROGRAMAR. En toda Europa se están presentando proyectos de estas características. Y los analistas ya han hecho sus predicciones: en 2005 habrá unos 20 millones de hogares europeos que disfruten de una instalación domótica. Volkswagen, el genuino fabricante de coches, ha participado en The German InHaus project con un modelo motorizado multimedia, desde el que se podrá controlar la instalación domótica. En nuestro país, el grupo inmobiliario Vallehermoso y Cisco Systems presentaron su Casa Internet, que hoy se encuentra en el madrileño parque de El Capricho, en la Alameda de Osuna, donde se organizarán visitas hasta mediados de este año.
Todo esto es muy cómodo, o al menos lo aparenta. Pero siempre queda la pregunta de ¿quién programa todo eso? ¿Es tan sencillo como parece o podemos convertir el salón en una jaula de grillos y la cocina en un sindios de máquinas funcionando al mismo tiempo? Y lo que es más. ¿Queremos tener una casa que nos recuerde constantemente todo lo que tenemos que hacer? Definitivamente, la domótica no parece el lugar al que ir si aún no has aprendido a programar el vídeo o te la pega la secadora cada vez que la usas.
Saludos
;)
