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Ver la versión completa : Una pregunta para los argentinos de este foro



Markitos1024
13-04-2004, 11:18
hoy estaba escuchando la radio y me entere que a causa de la gran inseguridad que esta viviendo el pais, las fuerzas armadas van a ayudar a la policia para combatir el crimen y los delitos ene general.
¿que es lo que ustedes piensan sobre esto? :confused: acaso no tuvimos bastante ya con los 20 mil desaparecidos de la decada del 70 ....... :confused:
yo creo que las fuerzas armadas se tienen que limitar a proteger nuestras fronteras, y que la parte interna se delegada solo a la policia de la provincia y a la federal. La historia se repite atravez de los años no aprovemos nuevas trajedias.
La violencia no se debe convatir con mas violencia.
Bueno es solo para que tomen consiencia de la gravedad de estas decisiones.

Cinchro
15-04-2004, 04:04
Estos threads no son de agrado para los moderadores.
Pero = voy a dar mi opinión..

El problema de la inseguridad acá es usado como bandera política por la oposición (los fachos) para hacerle frente a Kirchner q ya bastante les mojo la oreja.

Hace poco asesinaron a un joven q había sido secuestrado, como consecuencia de esto miles de personas (clase media) se manifestaron exigiendo mano dura por parte de la policía. Como ya habia dicho, la derecha se erigió como representante de estos pobres indefensos...

El problema es q a esta gente lo único q le importa es cuando le cascotean el rancho y nunca van a ir en busca del verdadero causante de este mal. Pero como el pueblo es idiota y altamente maleable siempre esta para respaldar a los q nos esclavizan, y por supuesto la TV no solo q nos guía hacia la verdad si no q tmb nos entretiene :P

PD: los milicos q salieron a la calle no van a hacer nada (ya tenemos bastante con la cana), es solo para contentar a los mismos de siempre.

Saludos.

Cinchro
15-04-2004, 04:06
Ha, les agrego este articulo q salio en el Le Monde Diplomatique q esta muy bueno y sirve para entender el problema.

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LE MONDE DIPLOMATIQUE EN LA 30º FERIA DEL LIBRO

Charla-debate

“PRESENTE Y FUTURO DE LA ARGENTINA”

Participan:

-Carlos Gabetta, director de Le Monde diplomatique
-Alfredo Eric Calcagno, Economista
-José Nun, politólogo.
-Salvador María Lozada, Pte. Honorario de la Asociación Internacional de Derecho
Constitucional. Ex juez nacional.


Lunes 19 de abril
19 hs.
Sala Jorge Luis Borges

Además puede visitar nuestro stand en la Feria ubicado en el Pabellón
Amarillo-Q-1803.

¡Los esperemos!

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El presente envío contiene dos notas realizadas en exclusiva por El Dipló para
Internet:
- Política, economía, sociedad. “La hora de la verdad para el gobierno de Néstor
Kirchner”, por. Carlos Gabetta

- “Posesión total de los empleados. La tentación del “loft management”, por
Stéphane Haefliger .





INFORME DIPLÓ I



Política, economía, sociedad
LA HORA DE LA VERDAD PARA EL GOBIERNO DE NÉSTOR KIRCHNER

A un mes de cumplir su primer año, el gobierno del presidente Néstor Kirchner
ingresa en un período de turbulencias económicas, políticas y sociales que
pondrán a prueba su fortaleza y capacidad para encontrar el rumbo y los apoyos
correctos. En este último punto, es decisivo que consiga purificar y controlar a
su propio partido, el peronista.

Por Carlos Gabetta
Director de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur.


La enorme conmoción social y mediática que siguió al secuestro y asesinato del
joven Axel Blumberg en la provincia de Buenos Aires, a finales de marzo pasado,
marca para el gobierno del presidente Néstor Kirchner, que el próximo 25 de mayo
cumplirá su primer año de ejercicio, el final de lo que podría llamarse su luna
de miel con el conjunto de la sociedad y el inicio de la contraofensiva de los
sectores más conservadores.
El 1 de abril, una multitud estimada en unas 100.000 personas se reunió en
Buenos Aires, frente al Congreso de la Nación, para protestar por la muerte de
Axel y reclamar por el fin de la violencia y la inseguridad. En sólo dos o tres
días, azuzada desde una serie de medios de comunicación vinculados con la
derecha política, pero evidentemente angustiada por una situación real, la clase
media argentina, que no se movilizaba desde que los bancos decidieran el
"corralito" (1), en diciembre de 2001, volvió a hacer sentir su presencia en las
calles.
Desde hace al menos una década, en Argentina –un país que produce alimentos para
una población diez veces mayor que la suya– muere medio centenar de niños por
día por causas vinculadas con la desnutrición. Por otra parte, la violencia de
los delincuentes organizados y de la policía (la mayor parte de las veces
íntimamente ligadas), se ha cobrado ya centenares de vidas; quizá miles, si se
registrara sistemáticamente lo que ocurre a diario en todo el país, en
particular en las grandes aglomeraciones en que viven los millones de marginados
sociales.
La dictadura militar (1976/83) dejó como herencia, además de una enorme deuda
externa y un aparato productivo semidestruído, un entramado mafioso-policial y
de servicios de inteligencia (del Estado, de las fuerzas armadas, de la policía)
llevado al paroxismo, que tanto los gobiernos radicales como peronistas que le
sucedieron no sólo no se preocuparon por desactivar, sino que aprovecharon con
el mayor desparpajo, restituyéndole un antiguo socio: los llamados "punteros"
políticos, esos caudillejos de barrio que suscitan adhesiones repartiendo
prebendas y favores (pero sobre todo mediante promesas e intimidaciones) y que
representan para los partidos políticos una fuente de recaudación importante. En
democracia, también se corrompió un sector importante del aparato judicial.
El juego legal y clandestino, el narcotráfico, la prostitución y una serie de
delitos organizados, desde los secuestros de personas hasta el asalto a bancos
("negocios" que mueven miles de millones anuales) están en diverso grado en
manos de dirigentes políticos, jueces, policías y delincuentes comunes que se
reparten el trabajo, según el caso y la ocasión, de otorgar licencias, recaudar,
proteger, extorsionar, falsificar sumarios y estadísticas, "liberar zonas" o
presos de las cárceles para delinquir y hasta encontrar chivos expiatorios –los
famosos "perejiles"– para asumir delitos ajenos.
Las enormes sumas recaudadas por esta mafia político-policial-judicial se
distribuyen entre los autores materiales de los diversos delitos y "suben" por
la escala jeráquica hasta el comisario de la seccional y los altos jefes
policiales, jueces y políticos.
Esta descripción no es en absoluto original. Al contrario, la conciencia que de
este fenómeno existe entre los ciudadanos y los medios de comunicación
constituye quizá su aspecto más escandaloso: Argentina es uno de esos raros
países donde casi todo el mundo sabe que la mayoría de los dirigentes sindicales
o políticos y muchos periodistas, policías o jueces poseen bienes millonarios y
llevan una vida rumbosa que ni su procedencia familiar ni mucho menos su salario
justifican. Algunos de estos personajes suelen aparecer en las portadas de la
prensa "rosa" abriendo las puertas de sus mansiones y exhibiendo sus riquezas.

Un muerto algo especial

No parece entonces casual que pocos días después de que el presidente Kirchner
provocara una crisis en su propio partido, el Justicialista, con la intención
evidente de iniciar un proceso de transformaciones profundas que llevase al
recambio de la mayor parte de sus dirigentes, el asesinato del joven Axel
Blumberg, uno más de los tantos que ocurren casi a diario en el país, fuese
tomado como estandarte por el poderoso aparato de medios de comunicación de la
derecha argentina.
Es evidente que el conjunto de la sociedad está harto de la situación y que el
estallido social ante el problema de la inseguridad podría haberse producido de
todos modos, en este momento o en cualquier otro. Hay de esto antecedentes
importantes, como el caso de la joven Soledad Morales en la provincia de
Catamarca a mediados de los 90 (cuyo impacto social condujo al desmoronamiento
del sistema caudillesco de la familia Saadi) o, más recientemente, el de otras
dos jóvenes asesinadas en Santiago del Estero durante una orgía de la que
habrían participado políticos y policías, que concluyó en la intervención de la
provincia por el Ejecutivo nacional y el arresto de la esperpéntica gobernadora
Nina Aragonés de Juárez y su esposo.
Pero lo que interesa subrayar aquí es el momento elegido por la derecha política
y mediática para poner sus recursos detrás del caso Axel Blumberg y tratar, sin
decirlo abiertamente por ahora, de responsabilizar al gobierno actual ante la
opinión pública por el problema de la inseguridad.
Fuertemente golpeada por la debacle financiera, económica, social y finalmente
política desde diciembre de 2001, cuando el presidente Fernando de la Rúa fue
obligado a renunciar por una masiva movilización social provocada por el fracaso
y las consecuencias sociales de las políticas neoliberales, la derecha argentina
debió soportar en relativo silencio y quietud que el gobierno Kirchner se
plantara ante el Fondo Monetario Internacional; destituyera a "sus" miembros de
la Corte Suprema de Justicia para reemplazarlos con métodos de la mayor
transparencia por jueces calificados y honestos; se negara a renovar algunos de
los privilegios otorgados a las compañías transnacionales; tomara firmemente el
comando de las Fuerzas Armadas y pidiese perdón en nombre del Estado a las
víctimas de la dictadura.
Pero el tema de la inseguridad parece haber estimulado a la derecha a retomar la
iniciativa, en el momento preciso en que el gobierno ingresa en la etapa más
difícil de su gestión. En efecto, ha comenzado el otoño austral y pronto el
invierno hará que aumente exponencialmente la demanda de energía, ya
dimensionada por el fuerte repunte de la economía. Las empresas de petróleo, gas
y electricidad (todas privatizadas) mantienen un conflicto con el gobierno,
vinculado con la negativa de éste a permitirles aumentar las tarifas. Ya desde
febrero pasado, y con la excusa de que el congelamiento tarifario les ha
impedido realizar inversiones, las empresas vienen anunciado cortes de energía
para el invierno. Se han producido algunos incluso en pleno verano.
No existen casi dudas de quien tiene razón en este tema, ya que todos los
estudios serios demuestran que, salvo alguna excepción, las compañías
privatizadas se dedicaron a lo largo de la década de los 90 a repatriar lo
esencial de sus ganancias y no cumplieron con los planes de inversión. Pero lo
cierto es que el gobierno deberá en este punto manejar muy bien la situación
ante eventuales carencias de energía, ya que cortes prolongados podrían, además
de afectar la recuperación económica, poner definitivamente en su contra a esos
mismos sectores de clase media que hoy se manifiestan por el problema de la
inseguridad. Por el contrario, si acepta los reclamos por aumentos masivos de
tarifas de las compañías privatizadas, serán los sectores más desfavorecidos de
la sociedad los que se verán afectados esencialmente, ya que esos aumentos,
además de lesivos en sí mismos, no dejarían de provocar inflación.

¿Quién apoyará al gobierno?

Al cumplir pues su primer año, el gobierno tendrá abiertos tres frentes
importantes: económico, social y político. Es cierto que están abiertos desde
que asumió y que los ha enfrentado con decisión, energía y, hasta ahora, con
éxito. Pero como siempre ocurre en estos casos, no solo ha concluído el período
de luna de miel con la sociedad, sino que el tiempo transcurrido desde los
sucesos de diciembre de 2001 ha permitido que la derecha, su poderoso aparato de
medios de comunicación y la miríada de políticos y funcionarios que ocupan el
Congreso, las gobernaciones, las intendencias y los puestos ejecutivos y
legislativos del país, masivamente repudiados por el famoso "que se vayan todos"
de diciembre de 2001, hayan recuperado el resuello y, desde los mismos lugares
de los que se suponía que debían haberse ido, comiencen a presionar y
extorsionar al gobierno.
El intento de apropiarse del justo reclamo de Juan Blumberg, el padre de Axel,
puede verse como una suerte de ensayo general de esta ofensiva en ciernes. En
este caso la sociedad ha reaccionado positivamente ante el intento de
"derechizar" el reclamo y el propio Juan Blumberg se encargó de aclarar
públicamente que no está por la pena de muerte, ni contra la democracia, ni
responde a ese tipo de políticos (2).
Pero todas las tareas que se requieren para hacer de Argentina "un país serio"
como se propone el presidente Kirchner, suponen afectar intereses concretos. En
el caso de la seguridad, se trata de cortar de un tajo la relación
políticos-policías-delincuentes. El resultado concreto de esto es que si
Kirchner quiere realmente dar ese paso debe disponerse a soportar la feroz
oposición de la mayoría de los dirigentes de su propio partido, el
Justicialista, que no dejarán de aliarse puntualmente en esa batalla con el
radicalismo y la derecha. La fuerza política y mediática de esta coalición de
intereses no puede desestimarse.
Hasta ahora Kirchner se ha apoyado en el estado de choque en que quedaron esos
sectores después de las movilizaciones de 2001 y la quiebra económica y
financiera del país, y en la indudable popularidad de que disfruta en amplios
sectores de la sociedad. Pero en política, y sobre todo en sociedades lábiles
como la argentina, ese apoyo tiene la fragilidad de una flor de estufa. El ex
presidente radical Raúl Alfonsín puede dar buena cuenta de eso. Unos cortes de
energía continuados y algunas provocaciones más de la mafia político-policial,
aderezadas con una campaña mediática bien dirigida, y buena parte de ese apoyo
se diluirá rápidamente.
El caso Blumberg muestra no obstante que buena parte de la sociedad argentina
está más madura que hace veinte años, cuando se recuperó la democracia. La
reacción de distintas organizaciones sociales y políticas y de parte de los
medios de comunicación ante el intento de la derecha de apropiarse de la bandera
de la seguridad desbarató el intento y mostró que existen reservas para
profundizar el intento de transformar el país.
Esas fuerzas son muchas, muy variadas y en algunos casos bien organizadas, pero
se encuentran totalmente dispersas. Al gobierno de Néstor Kirchner le va la
alternativa del triunfo o el fracaso en la tarea de reformar la política,
empezando por su propio partido, para que el conjunto de esas fuerzas, más allá
de las diferencias políticas e ideológicas, se encolumne detrás suyo para
derrotar la contraofensiva de la derecha.

1 "Corralito": a finales de 2001, en el marco de una gravísima crisis, los
bancos argentinos inmovilizaron los fondos de sus clientes, lo que provocó una
inmediata reacción social.
2 Juan Blumberg hizo pública una carta, publicada íntegramente por Página/12,
Buenos Aires, 11-04-04.


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TseTse
15-04-2004, 12:57
OFF-TOPIC
Aki podras tratar cualkier tema ke kieras relacionado con la informatica.

eXcalibur
15-04-2004, 15:13
Si quieres puedes discutir sobre política en la página de un miembro de HH
www.freesoc.net